La rica historia de la música barroca en Sucre
La Ciudad Capital de Bolivia, Sucre, conserva la colección más grande de partituras de música barroca de la época colonial en Latino América. La Plata, como fue el nombre de la ciudad en ese entonces, fue la sede de la Real Audiencia de Charcas, con funciones importantes de gobierno, justicia y militares para toda la región de lo que hoy en día es el sur de Perú, Bolivia, Paraguay y una parte importante de Argentina. Contaba con una importante Universidad Jesuítica.
El tesoro de las partituras fue conservado durante los años, mientras que en otros lugares de importancia colonial, como Lima en Perú, muchos de los materiales fueron destruidos por incendios u otros desastres. Entre las composiciones hay las de autores de los siglos XVII y XVIII, anónimos y conocidos (como Pedro Ximénez de Abril y Tirado, Juan de Araujo, Antonio Durán de la Mota y Blas Tardío Guzmán), las que nunca han sido interpretadas, por lo menos no en los últimos doscientos años. Fueron compuestas para ser presentadas en la Catedral Metropolitana de Sucre y en la iglesia del Convento de San Felipe de Neri. La mayor parte es de estilo barroco, pero también existen piezas de estilos romántico y renacentista.
El desafío de recuperar e interpretar estas partituras es enorme, pero ha sido asumido en años anteriores con apoyo de la Naciones Unidas (vía la PNUD y UNESCO) y más recientemente por diferentes instituciones nacionales, como el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) y la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. El éxito del festival bianual de música barroca en las Misiones de la Chiquitanía, en el oriente de Bolivia, ha sido una gran fuente de inspiración. La mayoría de las partituras ahora están apropiadamente catalogadas gracias al ABNB.
En abril de 2012, un primer festival de 4 días fue organizado en Sucre, en la histórica Casa de la Libertad, donde artistas nacionales e internacionales interpretaron algo de la música recuperada. Desde entonces este festival se repite cada año en Semana Santa, promovido por jóvenes músicos. El objetivo en el tiempo es de descubrir e interpretar partituras nuevas, para que la herencia de música barroca de Sucre sea apreciada por la humanidad y a la vez que esa herencia dé un impulso al desarrollo del turismo cultural y la economía local.