Renovación del edificio

Notas del proceso de renovación del edificio

En diciembre 2009, enriqueciendo la oferta existente de hoteles en Sucre, se abrió una nueva y diferente opción hotelera en Sucre. El hotel Villa Antigua se ubicó en una casona de estilo republicano de 1860, que fue restaurada con mucho empeño de sus propietarios: María Teresa Molina y Dick Commandeur, a quienes les costó 4 años para reconstruir, habilitar y reponer la parte antigua, reforzando y resaltando las estructuras antiguas, retirando las de más reciente origen y añadiendo nuevos espacios necesarios para tener un hotel con historia visual, pero a la vez moderno, seguro y confortable para los visitantes del interior y exterior. Los materiales anteriores en su mayoría han sido recuperados, restaurados y reutilizados, como son las vigas, puertas y piedras. Se ha aplicado una fusión de lo que es el estilo republicano, con sus pilares y gruesos muros de adobe, con una visión arquitectónica, gran aporte del arquitecto Daniel Contreras, que se resume en una frase que orientó y determinó el proceso referido “lo antiguo no se imita, pero se puede realzar con una arquitectura de integración”. Esto nos llevó a un resultado de impacto señorial con un aire de sobriedad y gran estilo, único en esta bella ciudad.

En las habitaciones uno siente la historia por las paredes de la época, cuando la rectitud exacta aún no existía y el uso de materiales y colores. Pero al mismo momento, parecen ámbitos modernos, por el estilo de decoración: cálida y discreta, con uso de elementos naturales y obras de arte originales bolivianas. Los muebles son una historia y un arte aparte, pero también conlleva esta mezcla de diseño moderno con detalles de elementos andinos antiguos: Jalq’a, Tarabuco y Tihuanacota. Todo el mobiliario proviene de los Jóvenes Artesanos de la Familia Don Bosco, un proyecto que forma carpinteros de primera calidad en las áreas rurales. Se ha tenido que viajar varias veces a los centros remotos de trabajo en Peña Colorada (Cochabamba) Carabuco y Escoma (La Paz) para conocer el gran esfuerzo y la dedicación de los jóvenes y sus instructores italianos y bolivianos, para acordar sobre los diseños, el uso de madera cedro, los tallados y el acabado. Todo este esfuerzo fue motivado porque, desde la concepción del hotel, los propietarios quisieron poner el sello de responsabilidad social a su emprendimiento.

El jardín y el patio han recobrado su esplendor de antaño y difícilmente se los encuentra con mayor amplitud en la ciudad. Como en el pasado, se ha utilizado mucha piedra natural para resaltar la antigua vinculación del hombre con la naturaleza. El patio cuenta con una fuente de agua discreta, que aporta a la estética pero también a la sensación de tranquilidad y frescura de los visitantes y que por su particular simpleza y detalle atrae la atención hasta de los pasantes en la calle. Nuevas son las terrazas y el mirador, que, aprovechando de la ubicación en una parte con mayor pendiente, permiten una mirada única sobre los tejados rojos de la ciudad vieja y los cerros y serranías alrededor. Los visitantes quedan impactados con el crepúsculo y se quedan sentados mirando hasta que la noche les motiva a buscar algo de cobertura.

Durante la construcción se han encontrado muchas sorpresas, como son: alguna doble pared, las vigas amarradas con cuero, maderas talladas, una piedra indicando el fallecimiento de uno de los habitantes antiguos, estuco hecho con bosta, división de caña entre los cuartos y otros. Para asegurar que el edificio pueda soportar mayor número de personas, se ha incorporado una estructura completa de hormigón armado, hábilmente incorporada en y debajo de los muros de adobe. De esta manera se podía habilitar un amplio salón de conferencias y un restaurante en el primer piso con vista hacia el cerro El Obispo y construir un piso adicional debajo del techo, sin afectar la altura original del mismo.

El nuevo hotel Villa Antigua, cuyo nombre expresa la historia de la casa y la ciudad, es visitado por viajeros de otros lados del país y del exterior, pero también por muchos habitantes de Sucre que no han resistido la tentación de echar un vistazo en el patio para sentir el aire del antaño que desciende de las galerías, de las ventanas y puertas tradicionales y de la grada central que pareciera remontar hasta el cielo.